Hay algo conmovedor en la ternura,
algo que nos detiene en nuestro camino.
Por un minuto la vida llena de realidades apremiantes
queda en suspenso y captamos una vislumbre de la vida tal como podría ser
como debería ser.
La ternura es...
la mano de una madre que toca la frente afiebrada de su hijo enfermo;
la presencia tranquila del esposo en la habitación del enfermo,
su fuerte brazo alrededor del hombro tembloroso de ella,
Su fe,
expresada en oraciones sin palabras.
Es una nota escrita
recibida de alguien que comprende,
una frase especial,
una voz en el teléfono.
La ternura es...
un hombro sobre el cual llorar en la hora de una pérdida irreparable.
Un amigo que te dedica tiempo y un lugar seguro donde volcar tu angustia,
uno que te consuela sin recurrir a frases ya gastadas,
que escucha por centésima vez aquellos recuerdos especiales acariciados toda una vida;
Pequeños actos de bondad que se dan por sentado,
pequeños hábitos cautivadores a los que nunca diste atención.
La ternura es...
Un amigo que lamenta tu divorcio sin juzgarte o rechazarte,
que te incluye en los planes de sus vacaciones y en las salidas familiares,
sin hacerte sentir como un extraño.
Quien te escucha cuando necesitas hablar
pero nunca lo hace por curiosidad,
y jamás toma a la ligera tu dolor dando respuestas fáciles ni soluciones instantáneas.
La ternura es...
Un amigo compasivo,
que escucha tu confesión sin escandalizarse,
que escucha con amor mientras revelas cada detalle sórdido;
No porque lo necesite saber,
sino porque tú necesitas hablar.
Porque tú necesitas decirselo a alguien.
La ternura es....
Un amigo confiable
que ha llegado a saber lo peor de ti y todavía sigue creyendo lo mejor;
quien ahora dice:
"NI YO TE CONDENO...
VETE............
Y NO PEQUES MAS........."
La ternura es...
todo eso y más......................
La vida y las interrelaciones tal como Dios quiso que fueran.
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